Historia de una luchadora – de empleada doméstica a proveedora de empresas, colegios y municipio

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Hay historias que merecen ser contadas. Y esta es una de ellas. Porque esta vecina oriunda de Garín, Elizabeth González (42), con cinco hijos, nunca imaginó, hace tres años, cuando trabajaba de empleada doméstica y vendía distintos productos para solventar los gastos de su vida diaria, que un buen día una oportunidad llamaría, casi de casualidad, a su puerta. 

Todo comenzó cuando Elizabeth publicó en internet una campera usada para ser vendida: “el cliente que la vio pensó que era una prenda nueva, que yo confeccionaba – comentó – y le gustó tanto que me preguntó si no me animaba a hacerlas en cantidad; yo no sabía qué contestarle pero acepté el desafío. Así fue cómo comencé a averiguar con qué máquinas debía manejarme, cómo hacer los moldes, el tema de las telas, en fin, hubo gente que me brindó una ayuda para iniciarme y ahí empezaron a surgir nuevos clientes que solicitaban ropa de trabajo”.

El apoyo tanto de las áreas de Empleo y Capacitación como de Economía Social del municipio de Escobar fueron muy importantes – prosiguió – ya que habiendo participado de varias ferias pude mostrar mi mercadería, allí conseguí algunos clientes e incluso gente de la municipalidad se interesó en lo que ofrecía porque era algo distinto a lo habitual; así llegaron a incluirme entre sus proveedores, cumpliendo previamente con todos los requisitos, capacitándome acerca de cómo manejar el marketing, la presentación del producto, asesoramiento acerca de dónde me podía dirigir para hacer nueva clientela, la parte impositiva, en fin, todo lo necesario para trabajar de manera ordenada; así es que ya he confeccionando por ejemplo los uniformes para la AMIP y ahora para las placeras del distrito; esto es pantalón, campera, buzo, chomba, etc. ; también tuve la suerte de trabajar para otras empresas y colegios, cuyos padres se acercaron a pedir uniformes; hasta los bomberos voluntarios de Hurlingham me encargaron chalecos y otras prendas para sus integrantes”.

Pero los comienzos no fueron fáciles. Esta emprendedora tuvo que invertir en maquinaria, al principio usada, separando lo poco que quedaba de ganancia de sus primeros trabajos; se necesitaba una sublimadora, una estampadora, y si bien comenzó con la clásica tijera para cortar tela, cuando la demanda de trabajo se acrecentó tuvo que recurrir a maquinas industriales y una computadora para crear diseños y logos. Aquí también tuvo injerencia el municipio ya que además de otorgarle un crédito, lo recaudado por los trabajos que realizaba le permitían volver a invertir para seguir creciendo.

La importancia de haber perseverado también tuvo un resultado positivo, ya que esto se convirtió rápidamente en un emprendimiento familiar, donde los hijos ayudaban para cumplir distintas funciones, desde cortar etiquetas hasta poner el talle, números en las prendas y otros, aunque vale destacar que otras familias también tienen trabajo por la demanda del momento: costureros, personas que se encargaban de los logos solicitados, es decir generación de mayor empleo a otras familias partir de una microempresa.

Para concluir, la emprendedora afirmó que intentará seguir creciendo en este rubro porque “sacando el factor económico es algo que me atrapa porque la confección de prendas depende de cada cliente, hay que investigar qué necesita cada empresa, sus reglamentos y condiciones, algunos necesitan la indumentaria con cinta reflectiva, otros con elástico, los puños que deben tener un sistema de seguridad como el abrojo para que no se enganchen a las máquinas; también las telas juegan un papel importante, algunas deben ser de algodón, otras de poliéster por el tipo de maquinaria, otras nescesitan ser impermeables porque trabajan en un ámbito frío y húmedo; y así los colores, que identifican un perfil de trabajo, como un médico que lleva un guardapolvos blanco”.

Elizabeth González, además de ser una gran trabajadora, se animó a dejar un mensaje de aliento para todos aquellos que todavía están buscando una alternativa laboral independiente: “hay que animarse, uno debe tener un proyecto definido y a partir de allí, investigar, capacitarse, buscar los medios para desarrollarse, y ponerle mucha garra porque los comienzos no son fáciles, yo comencé con una sola tijera, y pasados tres años, tengo mi cartera de clientes y sigo creciendo, hay que perseverar y trabajar con dedicación y amor por lo que uno hace”.-

Nota: Andrés Lamagni
Fotos: Lucas Albert

 

 

 

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